📰 Mujeres autistas: cuando el autismo se esconde tras una sonrisa
Durante mucho tiempo, el autismo se ha asociado sobre todo a los niños. Sin embargo, cada vez más estudios y testimonios muestran que muchas niñas y mujeres también son autistas, aunque a menudo pasan desapercibidas. ¿Por qué ocurre esto?
La respuesta está en un fenómeno conocido como enmascaramiento o camuflaje social. Muchas mujeres autistas aprenden, desde pequeñas, a observar e imitar las conductas de otras personas para poder encajar, hacer amistades o evitar el rechazo. En el colegio, en casa o en actividades sociales, copian gestos, expresiones o formas de hablar para parecer «neurotípicas» ante los demás.
Este esfuerzo por encajar no significa que el autismo no esté presente. De hecho, está ahí, pero es más difícil de detectar, esto es también porque las mujeres tienen un mayor desarrollo cognitivo, menos dificultades con el lenguaje y más habilidades sociales aparentes que los hombres. Sin embargo, eso no significa que lo tengan más fácil.
Al contrario: el esfuerzo de camuflaje puede ser agotador y generar mucho sufrimiento interno. Muchas niñas y mujeres autistas crecen sintiéndose diferentes, solas o incomprendidas, pero sin saber por qué. En algunos casos, reciben diagnósticos erróneos o muy tardíos, lo que impide ofrecerles el apoyo adecuado.
Por eso, los expertos insisten en la importancia de un diagnóstico temprano y ajustado. Detectar el autismo en una niña no es fácil, pero cuanto antes se sepa, mejor se podrá intervenir, acompañar y respetar su forma de ser, sin forzarla a encajar en moldes que no le corresponden.
Reconocer que el autismo también tiene rostro de mujer es dar un paso más hacia una sociedad más empática, más justa y más humana.